
La masticación influye en el desarrollo bucal, fortalece los músculos faciales y contribuye a una salud a largo plazo.
¿Tu bebé se lleva a la boca todo lo que encuentra? Es una señal emocionante: los primeros dientes están llegando. ¡Un gran hito en el crecimiento de tu pequeño, lleno de descubrimientos fascinantes!
En este artículo, te guiaremos a través de la emocionante aventura de la dentición y el desarrollo del gusto, ofreciéndote consejos prácticos para que acompañes a tu bebé a explorar nuevas texturas y sabores.
De la succión a la masticación
A diferencia de la succión, que es un reflejo innato, masticar es una habilidad que se aprende. Este proceso suele iniciarse alrededor de los 4 meses y se perfecciona hasta el año de vida. Antes de esta etapa, la pequeña lengua del bebé repele instintivamente cualquier alimento sólido, por eso la leche es su único alimento durante los primeros seis meses de vida.
- ¿Cuándo están listos? Alrededor de los 4 o 5 meses, los bebés comienzan a mostrar interés por nuevas texturas y sabores, mordisqueando sus juguetes o todo lo que llega a sus manos.
- ¿Y los dientes? Cerca de dos meses después, el avance de la dentición con la llegada de los primeros incisivos permite que comiencen a masticar de verdad.
Así la masticación beneficia a tu bebé
Explorar alimentos variados y la masticación tienen un impacto positivo en el desarrollo de tu bebé. Estos son algunos de los beneficios clave:
- Desarrollo bucal: A medida que tu pequeño perfecciona la masticación, sus mandíbulas se estiran y se modelan, mientras su paladar se desarrolla y se moldea.
- Fortalecimiento muscular: Masticar es un excelente ejercicio para los músculos de las mejillas, labios y garganta. Fortalecerlos es esencial para la alimentación, el habla e incluso la respiración.
- Salud bucal y más: Este proceso ayuda a que tu bebé desarrolle una dentición más sana y, además, contribuye a reducir problemas relacionados con la otitis.
- Coordinación e independencia: La masticación mejora su coordinación motora fina, permitiéndole un gran paso hacia su independencia al sostener la cuchara y el biberón por sí solo.
Del puré a los trocitos: ¿qué le doy y cuándo?
Acompañar a tu bebé en esta etapa de exploración culinaria requiere paciencia y respeto por su ritmo. Dividido entre la curiosidad y el temor a lo nuevo, tu bebé se iniciará de forma tímida en el mundo de los sabores. Tu misión es guiarle suavemente, respetando cada etapa de su maduración. Aquí tienes una guía sencilla para empezar:
- A partir de los 6 meses: Ofrece texturas trituradas y muy suaves, casi líquidas, para una transición sin sobresaltos. Piensa en purés de frutas y verduras.
- Entre los 7-8 meses: Es el momento de introducir texturas un poco más gruesas. Usa un pasapurés en lugar de la licuadora para que los purés tengan pequeños grumos.
- A partir de los 9 meses: ¡Aumentamos la dificultad! Introduce trozos pequeños y blandos. Puedes probar con pasta muy cocida, dados de patata, arroz meloso y trozos de frutas y verduras bien cocidas. La carne y el pescado, por ser más fibrosos, es mejor seguir triturándolos.
- A partir de los 12 meses: ¡Hora de jugar y explorar! Los alimentos pueden tener consistencias más variadas, espesas o crujientes. Aplasta los alimentos con un tenedor y ofrece rodajas de zanahoria cocida, dados de remolacha o tomate sin piel. Recuerda: tu niño aún no come como un adulto. Sigue dando prioridad a la leche, los lácteos y los cereales, y no fuerces las proteínas como carne y pescado.
Consejos prácticos
Para ayudar a tu bebé a familiarizarse con las texturas:
- No tardes en introducir el pasapurés: Si mantienes los alimentos muy triturados por demasiado tiempo, a tu bebé luego le costará aceptar texturas más consistentes.
- Ofrece variedad de texturas: Dale una parte de la comida triturada y otra con una textura más gruesa, según su edad.
- Deja que explore la comida que con sus manos: Esto no solo ayuda a desarrollar sus sentidos, sino que también es una experiencia sensorial divertida.
- Seguridad ante todo: Cuando ofrezcas trocitos de comida, asegúrate de que no sean demasiado duros ni grandes, para evitar riesgos de atragantamiento.
- Sigue su ritmo y ten paciencia: Si a tu bebé no le gusta una textura o un alimento, no te rindas. Evita frases como "come para contentar a mamá". Espera unos días y vuelve a intentarlo. Puede que necesite varias exposiciones a un alimento nuevo antes de aceptarlo.
Cecilia, mamá de Clara de 8 meses, nos comparte su experiencia
"Temía que mi niña se ahogara con los primeros trozos de comida... Cuando se los di, les dio varias vueltas en la boca, con cara de sorpresa, y acabó por engullirlos. ¡Ella quedó bien servida y yo bien tranquila!".
El viaje de tu bebé hacia la comida sólida es una etapa llena de descubrimientos, ¡y tú eres su mejor guía! Cada vez que exploran una nueva textura, están fortaleciendo sus músculos, preparando sus dientes para el futuro y construyendo un paladar aventurero. Recuerda que no hay prisa. Celebra cada pequeño avance con paciencia y alegría, sabiendo que cada comida es un momento de conexión que los acerca un paso más a un futuro lleno de sonrisas saludables.
Referencias
CDC (11 de diciembre del 2024). Fingers, Spoons, Forks, and Cups. Infant and Toddler Nutrition. https://www.cdc.gov/infant-toddler-nutrition/mealtime/fingers-spoons-forks-and-cups.html
Nemours KidsHealth (s.f.). La dentición en los niños. Nemours KidsHealth. https://kidshealth.org/es/parents/teething.html